El Herrete Improvisado

herrete.

(Del dim. p. us. de hierro).

1. m. Cabo de alambre, hojalata u otro metal, que se pone a las agujetas, cordones, cintas, etc., para que puedan entrar fácilmente por los ojetes. Los hay también de adorno, labrados artísticamente, y se usan en los extremos de los cordones militares, de los de librea y de algunos lazos que llevan las damas.

Cortesía de la Real Academia Española.

El herrete, ese olvidado. ¿Cuántas personas saben como se llama esa cosa que se encuentra en los extremos de las cuerdas (normalmente en las de los zapatos) y que facilita la entrada de la cuerda en el agujero (u ojete)?

Sospecho que sólo conocen la palabra las personas con un buen léxico. ¿A qué viene este interés por los herretes? Veréis, es que yo soy una persona con estilo. Estilo propio, claro. Me gusta llevar falda (aunque tenga pocas) y que mejor que combinarlas con unas botas, de aquellas que parecen militares y son mucho más baratas e incluso, pacifistas (obviamente, no son militares). Hace poco tiempo, me compraron unas botas de 25 euros, toda una ganga tal y como están las cosas. Ya tenía unas con la caña más larga, pero la suela se desgastó por los lados, (lo que me hace sospechar que ando mal). Al estar desgastadas, dejaron de ser cómodas para las plantas de mis pies y decidí que ya era hora de jubilarlas. Las viejas me salieron, más o menos, por el mismo precio que las nuevas y me duraron un año, que tampoco está mal. Así que fui a la misma tienda donde compré las viejas y un alma caritativa me pagó las nuevas. Las viejas las dejé delante de la cama para tirarlas algún día... Debo reconocer que tengo una cierta tendencia a la procrastinación. Pues bendita sea la procrastinación. Las botas viejas han estado bastante tiempo delante de la cama, sin ser usadas, hasta el día de hoy.

Las botas nuevas me encantaron y me seguirían gustando si una de ellas no tuviera media suela despegada. Me he dado cuenta justo hoy. De hecho, ha pasado hoy. Al ser una procrastinadora nata, el deber, o mejor dicho, la opción de buscar pegamento del fuerte la he dejado para luego. Después de una tarde aburrida, me he dispuesto a salir y oh... Media suela de la bota está despegada y ahora mismo no puedo pegarla. Hasta que me viene la inspiración y decido ponerme las viejas, que por cierto, están bastante sucias. Las adecento y ale, ya me las puedo poner. Hasta que me doy cuenta de que, en un extremo de la cuerda de la bota derecha, se ha desprendido el herrete. Intento pasar la cuerda por el ojete (o agujero), pero no puedo, es tarea imposible. Pero la “necesidad” agudiza el ingenio, por lo que he cogido el celo y he improvisado un herrete. Una chapuza inútil, el herrete es demasiado gordo como para entrar por el agujero (ojete me suena a ano). Despego el celo del extremo de la cuerda y lo vuelvo a intentar con un poco menos de celo. Nada.

Al fin, a la tercera va la vencida y con más maña que fuerza, hago pasar la cuerda por todos los agujeros. Ya puedo salir a la calle. Es una chapuza, pero algo es algo. Ya le pondré cola a la suela de la bota nueva... O no. Quizás compre un par de cuerdas con herretes nuevos. de trinca. O puede que vaya haciendo herretes de celo.

Aunque lo más seguro es que deje de usar faldas. Por una temporada larga. Por desgracia.

Escrito originalmente el 30-03-2012.